Sale del lugar y termina en una mansión local donde escucha la voz de su dueño, Ernest Baldwin. Ernest le pide que le traiga una botella de aceite blanco requerido para el ritual de la unción santa. No deja entrar a ella en la habitación en la que se encuentra y le habla a través de una puerta cerrada. Por tanto, los guionistas frecuentemente presentan a las figuras de la autoridad con una luz oscura y desfavorable.